Doping esportivo e condições ambientais extremas
Palabras clave:
doping, doping ambiental, Clima, AltitudeResumen
El artículo discute la cuestión del dopaje en el deporte, abordando su evolución histórica y las complejidades que conlleva la definición de sustancias y métodos prohibidos. El fenómeno del dopaje es mucho más antiguo que el código de la WADA, con registros históricos que se remontan a la prehistoria y que alcanzaron su apogeo durante la Guerra Fría. Así, la definición actual del CMA, aunque operativa, puede ser limitada en comparación con la historia y la amplitud del tema. Tradicionalmente, el dopaje se asocia con el uso de sustancias exógenas que mejoran el rendimiento deportivo, como los esteroides anabolizantes y, más recientemente, las terapias genéticas. Sin embargo, recientemente han surgido nuevos tipos de dopaje, como el dopaje mecánico, observado principalmente en el ciclismo, donde motores ocultos en bicicletas proporcionan una ventaja injusta. Otro ejemplo es el dopaje digital en los deportes electrónicos, con manipulaciones en hardware y software para optimizar el rendimiento de los jugadores. Un aspecto destacado por el artículo es el impacto del entorno en el rendimiento deportivo, centrándose en las competiciones realizadas en condiciones ambientales extremas. La práctica deportiva en ambientes extremos, como las altitudes elevadas, afecta directamente la salud y el rendimiento de los atletas, especialmente aquellos que no están aclimatados. El mal agudo de montaña es un ejemplo de una condición que puede afectar a los deportistas a altitudes superiores a 2.500 metros, pudiendo causar edemas cerebrales e incluso la muerte en casos graves. Estos ambientes, además de poner en riesgo la salud y la integridad física de los atletas, proporcionan una ventaja injusta a aquellos que están acostumbrados a tales situaciones extremas, creando una forma de dopaje ambiental que favorece a quienes están habituados a dichas condiciones. El artículo argumenta que la práctica deportiva en altitudes elevadas, así como en otros ambientes extremos, puede constituir una forma de dopaje ambiental, dado que los atletas acostumbrados a estas condiciones tienen una ventaja competitiva sobre los que no lo están. Además, se discuten los riesgos para la salud derivados de estas prácticas en ambientes extremos y las formas de mitigar dichos riesgos. El uso de sustancias controladas, como la dexametasona y la acetazolamida, puede ayudar a proteger la salud de los atletas en competiciones de gran altitud, pero su uso está restringido por el CMA. El artículo reflexiona sobre la necesidad de revisar las políticas antidopaje para tener en cuenta las variables ambientales y proponer métodos de control que equilibren la competencia deportiva y protejan la salud de los atletas. La creación de directrices específicas para el uso de sustancias en situaciones de riesgo ambiental podría ayudar a garantizar la igualdad de condiciones y la protección de la salud.